agosto 24, 2007

fiesta de los opuestos


La ultima clase de teatro iba a la ser la fiesta de los opuestos, varios del grupo ya la conocían y pedían efusivamente que se repita, yo en silencio pensaba y trataba de interpretarlo antes que Andrea, la profesora, lo explicará de forma tan didáctica como siempre lo hacia. La consigna se resumía en vestirse y actuar íntegramente de modo totalmente contrario a como es uno. Podría interpretarse como una fiesta de disfraces, pero quien lo considerase así escapaba de lo significativo y veraz del ejercicio. Hice mi esfuerzo por pensar en algún rol que hable de mi opuesto. Pueda que se aligere el trabajo si uno se queda en un primer nivel de interpretación sobre lo que encierra actuar de forma contraria. Y vaya panorama imaginario de todo lo que surge al tratar de autoverse tal cual uno es. Me intriga si uno puede encontrar totalmente su opuesto y saber con cabalidad que no se es. Se puede ser tantas cosas a la vez dependiendo del cómo, cuándo, dónde, con quién y para quién. Se puede ser y se es, siempre con un grado de esencia natural que nos distingue y nos ubica en las cabezas de las personas con las que uno se topa. Pensé tanto en lo que soy y también en todo lo que creo que no soy y la verdad, aquí entre nos, son varias las veces que he sido como creo que no soy.
La última clase llegó y yo llegué de una mujer grande, gorda, voluminosa, de gruesas carnes que le pesa todo para caminar y con la actitud de interferir y generar cuanto disturbio y malestar pudiese entre los demás, sin obviar el maquillaje de tonos rojos intensos que solo por esa noche me permití llevar. Mas que un ejercicio de una clase de teatro, una terapia real. ¿Cómo tú no eres, eres lo que dices ser?

agosto 23, 2007

de maravilla a pesadilla


La mente sabe lo que piensa, lo sabe porque le dicen qué pensar, su saber se concentra y cuando no necesita conocer más sólo se conecta con lo que basta saber.
Hasta hace unas semanas la mente mundial, me refiero a la visión colectiva foránea, enfocaba la imagen de una majestuosa y colosal construcción a base de piedras y áreas verdes denominada históricamente como Machu Picchu cada vez que la p, la e, la r y la u se juntaban. Pueda que esas mentes también recurran a otras vistas que alguna vez vivieron o conocieron, pero si hay que generalizar no cabe duda que la colosal ciudadela cuzqueña es asociada al país andino o país inca, tal como lo denomina la televisión argentina y algunas veces CNN.
Y fue gracias a esa maravilla patrimonial que el país inca dio lo suyo y se ubicó junto a otras seis maravillas del mundo. Esta imagen maravillosa continúa pero la mente mundial ahora la recuerda difusa y quizás en un segundo o tercer plano mental.
Hagamos el ejercicio y unamos una vez más las cuatro letras, esta vez las mentes foráneas se encienden, sin embargo lo hacen para ver como un país se ha apagado, los destellos están llenos de polvo, piedra y un apocalipsis donde vive lo inerte. La mente cierra los ojos y al abrirlos se encuentra con una pesadilla, la pesadilla de Pisco, donde no despertar sería la opción ideal para seguir viviendo. Imágenes indescriptibles de gran nivel de dolor, ausencias, carencias, dolencias, la pesadilla que una tarde nadie soñó, un terremoto que se burló del estatismo y aparente solidez de los muros, de las casas, de los espacios, colegios, hospitales, de la gente, de la iglesia que no dejo que los fieles oren por sus vidas, cubriéndolos y llevándolos en un inexplicable más allá.
Pisco es la pesadilla que no deja dormir, es la imagen y hecho noticioso de gran valor mediático y sobresaliente de fácil involucramiento en los contenidos de la televisión argentina. ¿Cuál es la distancia entre lo real, lo que hay que informar y lo que hay que revelar con sensacionalismo? Pueda que la audiencia lo justifique y casualmente Argentina, en particular buenos aires, está habitada por nosotros, los peruanos. Los hay de todo tipo, pero los de mayor concentración son personas humildes y dedicados a labores domesticas y de oficio menores, sin olvidar algunos inconvenientes urbanos liderados eventualmente por peruanos. Pueda que sea todo lo por la audiencia, pueda que lo aceptemos entonces.

El epicentro de mayor efecto en Pisco convirtió a Perú en un país devastado, tal como figuraba en las sobreimpresiones de un reportaje a cargo de un periodista argentino en el mismo lugares de los hechos y deshechos. Hubiera preferido, como receptora peruana, la especificidad del caso y no aceptar a generalizar a mi país natal como un lugar donde la vida transcurre entre escombros. Me intriga de sobremanera la generalización y la imágenes transmitidas. No sólo los noticieros tuvieron la primicia y las reiteradas notas sobre los días posteriores del sismo, los programas matutinos de ligeros contenidos también se dotaron y nutrieron a la audiencia de vivencias exclusivas durante y después que la tierra hacia de las suyas.
Yo no estuve, no lo viví, no lo sentí ni me asuste pero me debilité en el alma cuando me toco enterarme y registraba cuanta imagen, video y audio se acumulaban. Lo que se acumula, queda y no borra son frases de un reportero que cerraba la nota en el estudio del noticiero contando que él viajó a Perú hace años de mochilero y en ese entonces le quedó un olor a aromas de especies y ahora el olor que tiene de Perú es un olor a muerte y desastre, esto lo parafraseo pues literalmente no recuerdo el orden y cómo lo dijo, pero el mensaje final fue ese. Los noticieros nos generalizaron, Pisco no es Perú, es una pieza de ese gran Perú que se desintegró con efectos totalmente dolorosos, una pieza que deberá reconstruirse evitando sensacionalismos y dejando de convertirse en espectáculo mediático y sensacionalista con aparentes apéndices de hundimiento social por parte de cadenas que lamentablemente sus producciones y presupuestos son mejores que las peruanas, pero donde la calidad del contenido es totalmente discutible y por debajo de lo ideal.
Duele, pero hay que seguir viviendo para desempolvar la maravilla y todo lo que ese Perú que no está devastado puede llegar a ser.

Buenos Aires, 23.08.2007.