enero 27, 2008

demostrativo

Buscar el anzuelo para olfatear la insignia.
Esa,
la del mar.
Enfrentar el remolque del viento.
Ese,
el del mar.
Parpadear en tres tiempos con aguacero.
Ese,
el del ojal.
Vibrar el timbre que colapsa tu herida.
Esa,
la del mismo lugar.

enero 15, 2008

por las afueras

maniobraré sin tocarte
sin utensilios ni rimas
vaciaré tu nombre, el original
para donar mi compañía al aire
sellaré el cauce, sin alabar ni dudar
miraré por donde veas mas no tentaré tus ojos
rociaré algo de luz con el brillo que queda de tu cabello
me prestarán algo de calma, quizás algo de la tuya
y sin que llegue a ser mía
desde dentro, retribuyo el desencuentro
desde afuera, se engendra lo exterior
revelando la negativa de mi manía surrealista
amoldaré el camino, mi camino
remodelaré tu nombre, el original
seguiré por las afueras,
con cercanías mías
sin rozarte,
sin pensarte,
sin tocarte

enero 07, 2008

latiDOS

¿A qué sabe un corazón patentado regido por las leyes de la inercia sensible y la inocencia ilusa de alguien que ingresa al estado gaseoso del amor? Quizás tenga un sabor agridulce propio de los volátiles estados de naturaleza humana, quizás tenga aliento a sosiego efímero o a un entendimiento circunstancialmente acordado, quizás se moldea a partir de los desencuentros de disturbios mentales. Patentar un corazón, hacerlo de alguien, encasillarlo en un formato humanoide inicialmente brillante y mágico, conduce al hermetismo silencioso de la ansiada felicidad. Pueda que el tiempo convierta los formatos en amorfos y desequilibrados ocasionando que los patentes se escabullen y debiliten la aparente pertenecia de afectos colectivos.
Pensar o aferrarse en patentar el propio corazón es tan riesgoso como cualquier emprendimiento con alguién a quién quizás nunca terminemos de conocer.
Por ahora apelo a la libertad de corazones, a evitar la creación de patentes sin antes saber exactamente cómo podemos moldearlo y conducirlo sin crear disconfomidades que sólo se pueden resolver de a dos.
(Agradezco a una excelente amiga quien, a partir de un reencuentro, me dio el pie para escribir esta pequeña nota.)

enero 01, 2008

zwei

El sí acepto es una frase que aun no atraviesa mis parámetros constructivos de vida. Hace poco asistí al matrimonio de unos amigos y vaya valentía de enfrentarse a los nuevos paradigmas de continuidad vital, admiro las relaciones que realmente maduran y optan mutuamente en aceptar la legalidad y pasar a la magistral designación de casados. Para mí la primera experiencia cercana de matrimonio, la primera fuente de reflexiones sobre lo que sigue según los planes de vida modelo y la primera alegría de reencontrarme con rostros amigos que incrementaron la posibilidad de lograr lo imposible: volver a vernos después de tanto tiempo. Que el nuevo cuento de Tania y Victor dure para siempre. (lima, 28 dic, 2007).