enero 01, 2008

zwei

El sí acepto es una frase que aun no atraviesa mis parámetros constructivos de vida. Hace poco asistí al matrimonio de unos amigos y vaya valentía de enfrentarse a los nuevos paradigmas de continuidad vital, admiro las relaciones que realmente maduran y optan mutuamente en aceptar la legalidad y pasar a la magistral designación de casados. Para mí la primera experiencia cercana de matrimonio, la primera fuente de reflexiones sobre lo que sigue según los planes de vida modelo y la primera alegría de reencontrarme con rostros amigos que incrementaron la posibilidad de lograr lo imposible: volver a vernos después de tanto tiempo. Que el nuevo cuento de Tania y Victor dure para siempre. (lima, 28 dic, 2007).

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