marzo 27, 2008

soñemos

Soñar es algo que no me cuesta, la facilidad con la que se me mezclan las situaciones, objetos y personas es tan sobrenatural que me autocongelo en mi contexto lúdico. Una mezcla de extravagancia y surrealismo sofoca mi imaginación y me mantiene meditabunda después de los primeros minutos de despertar. Están los sueños recurrentes, los irreverentes, los coloridos, los antiguos, los inverosímiles para mi gusto, los anhelados y los que más temor me causaron: los profetizados.
La mente es tan poderosa e increíble que no hay quien la pare, ni el estimulo más minúsculo la distrae, al contrario la alimenta cada día para hacer de la suya durante la noche. Cuando Pablo me contó sobre un taller de interpretación de sueños, me sorprendí que algo así existiese y mi afán experimentador no dudo en comprobarlo personalmente. Así conocí a AnaCé, una sicóloga especializada en psicoterapia a través de los sueños. Así conocí mis sueños desde otro punto de vista, así me autocomprendí, autodescubrí y pude dar fin a algunos de esos malestares cotidianos en los que la mente se enreda.
Ahora sé que los sueños no siempre son literales. Cada elemento no es gratuito y nosotros somos todos los elementos. Cada sueño que tengo me captura y me provoca descubrir hacia donde mi mente puede estar yendo. Anoche tuve un sueño, AnaCé también y si tú también tuviste alguno, pues te invito a pasar por el blog de AnaCé que promete hacer despertar nuestros sueños que no siempre son tan dulces como quisiéramos: http://blogdeanaceanochetuveunsueno.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo te contaría mis sueños, pero después de soñarlos contigo.
Un beso, aún soñado.


El hombre almohada.